El genial truco de Dalí para no tener que pagar en ningún restaurante
Pues no lo veo tacañeria. Si el otro sacaba mas pasta por el dibujo, donde esta el problema? Mas bien codicia por parte del hostelero, si no, lo cobraría. Un genio
¿Cuál tacaño? A lo mucho me parece que era bue bromista, pero no era tacaño; rebajaba mucho su trabajo al crear obras como pago por servicios muy simples. Eso no se me hace tacaño.
#3 #3 knd144 dijo: ¿Cuál tacaño? A lo mucho me parece que era bue bromista, pero no era tacaño; rebajaba mucho su trabajo al crear obras como pago por servicios muy simples. Eso no se me hace tacaño.@knd144 Eso es tacañería. Como dice #2,#2 biologo84 dijo: #1 @emilianozapata23 En realidad no sacaba nada por el cheque. El papel pasaba a tener un gran valor sentimental, ya que más que un garabato hecho en un momento por Dalí, era una dedicatoria al hotel o restaurante, digna de enmarcar, ya que más valor que el propio dibujo que no era de calidad, era que Dalí había estado allí y les había obsequiado con una obra suya. Tenía más valor para el propio local que para un comprador del dibujo, como si tu abuelo te regala algo importante para él antes de morir. Así que no lo vendían, lo enmarcaban y lo ponían a la vista de los clientes. esos dibujos tendrían más valor sentimental para el local donde lo había dejado que valor económico al venderlo. Además lo hacía como una forma de asegurarse de que aún habiendo extendido un cheque, no lo cobrasen, con lo cual seguía teniendo su dinero.
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26 ene 2024, 09:04
#1 #1 emilianozapata23 dijo: Pues no lo veo tacañeria. Si el otro sacaba mas pasta por el dibujo, donde esta el problema? Mas bien codicia por parte del hostelero, si no, lo cobraría. Un genio @emilianozapata23 En realidad no sacaba nada por el cheque. El papel pasaba a tener un gran valor sentimental, ya que más que un garabato hecho en un momento por Dalí, era una dedicatoria al hotel o restaurante, digna de enmarcar, ya que más valor que el propio dibujo que no era de calidad, era que Dalí había estado allí y les había obsequiado con una obra suya. Tenía más valor para el propio local que para un comprador del dibujo, como si tu abuelo te regala algo importante para él antes de morir. Así que no lo vendían, lo enmarcaban y lo ponían a la vista de los clientes.